El Aeroclub de Alicante vivió el sabado uno de sus días más emotivos del año. Como de costumbre, celebró una jornada de puertas abiertas y «bautizó» a unas 200 personas. Todas ellas disfrutaron de unas vistas impresionantes.El éxito de la jornada fue rotundo.
E l Aeroclub de Alicante logró reunir a más de 300 apasionados del vuelo. La entidad, como todos los años, celebró una jornada de puertas abiertas en honor a la patrona de la aviación, la Virgen de Loreto, y «bautizó» a unas 200 personas, según las estimaciones del vicepresidente del club, Carlos Fabra. «Hoy (por ayer) es un día muy especial para nosotros porque hay muchos bautismos del aire tanto en avioneta como en helicóptero», explicó. Y sólo, por el módico precio de seis euros. Es decir, una ganga. Sobre todo, si se tienen en cuenta las múltiples emociones que se viven al volar.
Sergio Guillén dio buena fe de ello. Ayer acudía por primera vez al Aeroclub de Alicante - en el término municipal de Mutxamel - y nada más bajar de la avioneta todavía mantenía la sonrisa en la cara. «Es una experiencia muy entretenida», comentó.
Vistas Lo mejor de su vuelo, sin duda, las vistas. «Lo que más me ha gustado ha sido el paisaje», agregó. Y es que los vuelos de ayer, de unos 20 minutos de duración cada uno, partían de la base Mutxamel y pasaban por El Campello, la Playa de San Juan, el Cabo de las Huertas y San Vicente.
En definitiva, permitían apreciar a vista de pájaro un buen trecho de la costa. Y dentro de ese incomparable marco, lo más llamativo para algunos, como el propio Sergio Guillén, fue la cantidad de edificios que hay cerca de la playa. «Es increíble ver todas las construcciones que hay», espetó.
Entre los novatos también destacó un grupo de alumnos del colegio Nazareth de Alicante. Pero junto a todas aquellas personas que se «bautizaron» ayer, también había otro grupo bastante numeroso que repetía experiencia. Vicente Casas fue uno de ellos. «Subirse a una avioneta es una sensación muy especial que no se puede describir con palabras. Además engancha mucho», resaltó.
E l Aeroclub de Alicante logró reunir a más de 300 apasionados del vuelo. La entidad, como todos los años, celebró una jornada de puertas abiertas en honor a la patrona de la aviación, la Virgen de Loreto, y «bautizó» a unas 200 personas, según las estimaciones del vicepresidente del club, Carlos Fabra. «Hoy (por ayer) es un día muy especial para nosotros porque hay muchos bautismos del aire tanto en avioneta como en helicóptero», explicó. Y sólo, por el módico precio de seis euros. Es decir, una ganga. Sobre todo, si se tienen en cuenta las múltiples emociones que se viven al volar.
Sergio Guillén dio buena fe de ello. Ayer acudía por primera vez al Aeroclub de Alicante - en el término municipal de Mutxamel - y nada más bajar de la avioneta todavía mantenía la sonrisa en la cara. «Es una experiencia muy entretenida», comentó.
Vistas Lo mejor de su vuelo, sin duda, las vistas. «Lo que más me ha gustado ha sido el paisaje», agregó. Y es que los vuelos de ayer, de unos 20 minutos de duración cada uno, partían de la base Mutxamel y pasaban por El Campello, la Playa de San Juan, el Cabo de las Huertas y San Vicente.
En definitiva, permitían apreciar a vista de pájaro un buen trecho de la costa. Y dentro de ese incomparable marco, lo más llamativo para algunos, como el propio Sergio Guillén, fue la cantidad de edificios que hay cerca de la playa. «Es increíble ver todas las construcciones que hay», espetó.
Entre los novatos también destacó un grupo de alumnos del colegio Nazareth de Alicante. Pero junto a todas aquellas personas que se «bautizaron» ayer, también había otro grupo bastante numeroso que repetía experiencia. Vicente Casas fue uno de ellos. «Subirse a una avioneta es una sensación muy especial que no se puede describir con palabras. Además engancha mucho», resaltó.
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